Ruido en BaMusica

Según el informe, el programa no cumplió con lo establecido por la ley 3.022 y su decreto reglamentario 868/2010. Una notable falta de transparencia y un deficiente control fueron identificados como problemas recurrentes. No se firmaron contratos de concertación de actividades con los beneficiarios, y un 10% de los expedientes ni siquiera fueron entregados para su análisis, lo cual impide una adecuada supervisión de los fondos públicos destinados a la cultura. Las cifras de irregularidades son preocupantes en varias líneas del programa. Uno de los puntos más críticos del informe es la renovación de subsidios sin la debida rendición de cuentas del año anterior por parte de los beneficiarios. Las tasas de irregularidades son alarmantes: 89% en la línea "Clubes y Establecimientos de Música", 34% en "Grupos Estables de Música" y 38% en "Músicos Solistas". En muchos casos, los expedientes de rendición de cuentas no estaban disponibles, lo que imposibilitó su análisis. Esta falta de transparencia pone en tela de juicio la gestión de los recursos públicos destinados a la cultura, afectando directamente a los artistas y espacios culturales que dependen de estas ayudas. La Auditoría también señaló deficiencias en la Gerencia Operativa de Operaciones y Regímenes de Promoción Cultural, dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad, por su manejo del "Régimen de Concertación para la Actividad Musical No Dependiente del Ámbito Oficial". Esta falta de adecuado control administrativo sugiere una necesidad urgente de reformas para garantizar una gestión transparente y responsable de los recursos públicos destinados al fomento cultural. En resumen, el informe revela un patrón por parte del Gobierno de la Ciudad, de desmanejo y falta de transparencia en la administración, en este caso del programa BA Música, poniendo al descubierto la necesidad de una supervisión más rigurosa y una gestión más responsable por parte de las autoridades pertinentes. Estas irregularidades no solo comprometen la efectividad del programa, sino que también afectan negativamente a la comunidad artística y cultural de la Ciudad de Buenos Aires, subrayando la importancia de implementar cambios significativos para restaurar la confianza en la política cultural de la ciudad. La transparencia debe ser una práctica activa y no una mera declaración