BALeaks – Los últimos informes de la Auditoría General de la Ciudad pintan un cuadro desolador: a más de dos décadas de la sanción de la Ley 962 de Accesibilidad Física, Buenos Aires sigue siendo una ciudad llena de barreras.

Barreras invisibles

BUENOS AIRES SIGUE SIN SER PARA TODOS: A 21 AÑOS DE LA LEY, LA ACCESIBILIDAD ES UNA PROMESA ROTA

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Los museos históricos de la Ciudad se escudan en su valor patrimonial para no hacer adaptaciones. La ley los exceptúa de cambios estructurales, pero no los exime de buscar alternativas. Sin embargo, la realidad es cruda: no hay rampas temporales, baños adaptados ni sistemas para personas con discapacidad visual.

Lo más grave es que existen herramientas para mejorar esta situación. La Ley Nacional 12665 permitiría, por ejemplo, crear visitas guiadas especiales o recorridos virtuales sin tocar los edificios. Pero estos proyectos nunca se concretaron. Hay más interés en poner carteles de “Patrimonio Histórico” que en garantizar el acceso a la cultura.

Calles y plazas: un circuito de obstáculos

El panorama en espacios públicos es igual de preocupante. La Auditoría revisó plazas emblemáticas como Plaza de Mayo y Plaza San Martín, y los resultados son para encender las alarmas: todas las rampas están mal construidas, ninguna glorieta tiene acceso adaptado y faltan baldosas para personas con discapacidad visual.

El problema se agrava porque nadie asume la responsabilidad. Hay más de 15 áreas del gobierno que deberían ocuparse de esto, pero trabajan sin coordinación. El resultado: parches inútiles y soluciones a medias que no resuelven nada.

Los números no mienten y muestran la magnitud del problema:

El 15% de los porteños (INDEC) enfrenta barreras todos los días

Hay 0 pesos invertidos en convenios con Nación para mejorar la accesibilidad

Ya son 21 años de promesas incumplidas

Mientras tanto, el gobierno sigue inaugurando obras llamativas que sirven para la foto pero no solucionan los problemas de fondo. "Es más fácil construir una plaza temática que hacer accesible una escuela", señala el documento.

El verdadero cambio debe ser cultural. "Mientras sigan viendo la accesibilidad como un gasto y no como un derecho, seguiremos igual", advierte el informe.

La pregunta queda flotando: ¿Cuántos informes más harán falta para que Buenos Aires deje de ser la ciudad del "no se puede" y empiece a ser la ciudad del "cómo lo hacemos"?