Una auditoría reveló que el sistema que debería ayudar a prevenir el delito en la Ciudad de Buenos Aires tiene problemas graves: datos incompletos, información desactualizada y falta de controles. Así, es muy difícil saber dónde y cómo actuar frente al crimen.
El mapa de las fallas
Fallas en el Mapa del Delito: la seguridad en la Ciudad se gestiona sin datos confiables

La Ciudad de Buenos Aires cuenta con una herramienta pública llamada “Mapa del Delito”. Se supone que sirve para saber en qué barrios hay más robos, dónde se cometen delitos violentos y cómo se distribuyen los hechos de inseguridad. Esa información debería ser la base para tomar decisiones como dónde mandar más patrulleros, cómo reforzar zonas críticas o cómo organizar los operativos. Pero la realidad es otra.
Según un informe reciente de la Auditoría General de la Ciudad, el sistema tiene fallas muy serias. Por empezar, los datos no se actualizan a tiempo: en muchos casos tienen más de un año de atraso. Además, no queda claro si lo que se muestra son denuncias, causas penales o condenas. Esa confusión puede llevar a que se tomen decisiones equivocadas, y que los vecinos no entiendan bien la información que reciben.
Otra falla importante es que no hay reglas claras sobre cómo se manejan los datos. El informe señala que no existe un protocolo de seguridad de la información, ni manuales ni filtros que eviten errores o manipulaciones. Todo esto genera un sistema frágil, poco confiable y con riesgos de perder información clave.
Además, la tecnología que se usa para cargar y procesar los datos está desactualizada. Se siguen usando planillas de Excel, sin un sistema automático que unifique la información. Y el equipo técnico que trabaja en el sistema no tiene estabilidad laboral: muchos tienen contratos temporarios. Tampoco hay pruebas de que se hagan respaldos periódicos o que haya un plan para recuperar la información si el sistema falla.
El informe también destaca que estas falencias no solo afectan a quienes toman decisiones desde el Gobierno, sino también a los vecinos. Si el Mapa del Delito no muestra la realidad en tiempo real, la ciudadanía pierde una herramienta para cuidar su entorno. Y si la gente no confía en el sistema, es menos probable que denuncie los delitos, lo que agrava el problema del subregistro.
Por otro lado, este sistema también debería servir para que los vecinos participen en los Foros de Seguridad Pública (FOSEP), espacios donde pueden exigir que se rindan cuentas sobre cómo se usa el presupuesto y qué estrategias se están aplicando. Pero si la información está mal presentada o es poco clara, esa participación también se ve afectada.
En resumen, el Mapa del Delito podría ser una herramienta muy útil, pero en su estado actual está lejos de cumplir ese rol. La Auditoría recomienda ordenar el sistema, modernizarlo, garantizar que la información sea clara, actual y confiable, y asegurar que el personal a cargo tenga estabilidad y formación.
En una ciudad con un presupuesto elevado para seguridad, la falta de un sistema sólido para conocer la realidad del delito es una señal preocupante. Si no se cuenta con datos precisos, planificar una política de seguridad efectiva es casi imposible.